Leer es un vicio solitario que se puede compartir.

Tengo otros pero suenan menos adecuados.

Vuelta al año en 52 (o más) cuentos: Riera y Rivera de la Cruz.

Jornada III: Comienzo un recorrido por la feminidad relatada.

Esta última semana navegué a través de una galerna y la pelea con foques y jarcias, en medio del aire tempestuoso, me mantuvo alejada del diario de bitácora. Esta es la narración de la pasada etapa.

El trayecto me llevaba a través de un libro prestado, un libro sobre mujeres y escrito por mujeres, que explora la feminidad en diferentes momentos de la vida. De forma caprichosa, empecé por la mitad para reunirme con Carme Riera contando un embarazo… y me quedé perpleja. Ay. Si bien era un relato en tanto relataba un hecho, no era un cuento en absoluto. Bajo el subtítulo “Fragmentos de un diario de embarazo”, que no mentía, se encontraba la pequeña trampa: era un extracto de “Tiempo de espera”, narración que, con forma de diario de embarazo (completo) aúna lo cotidiano y lo poético, la intimidad del hecho de la gestación y la amplitud de la condición femenina. Lo reconocí en la primera frase porque ya había leído esta obra de Riera, hermosa en su peculiaridad.

Tras este pequeño chasco, retrocedí algunas páginas para leer otro cuento, esta vez un verdadero cuento:

VERANO. Marta Rivera de la Cruz.

Ese frágil momento del fin de la infancia, esa edad construida con temores sin nombre y anhelos que no se reconocen. Sin estridencias, la autora atrapa ese momento cambiante para llevarnos de la mano temblorosa de una niña que quiere dejar de serlo. No hay ambigüedad que valga: lúcida, nos sienta ante el momento de revelación. La acompañamos, y recordamos. Al fin y al cabo, la infancia es la patria de todos.


“El cuerpo embarazado”, de Carme Riera, y “Verano”, de Marta Rivera de la Cruz, pertenecen a la antología de relatos sobre la naturaleza femenina “Las vidas de Eva” (Ediciones Destino, 2007).



La Sociedad Literaria de las Trufas de Avellana.

En el principio, había un libro. Había varios libros, de hecho, pero uno en concreto se llevó el papel principal cuando todo comenzó. Sin ser el primero ni el último de la fila, como esa actriz que aguarda entre otras tantas que llegue su turno en una audición y recibe la sonrisa de la suerte al subir al escenario, tuvo el don de la oportunidad.

El mejor momento de la jornada era la media hora del café, ese café donde disolvían las risas y lágrimas que intercambiaban porque, además de compañeras de trabajo, eran amigas. Compartían también la afición por la lectura y, mientras los libros pasaban de mano en mano, los comentarios cruzaban las sobremesas. Ante un pincho de tortilla y con la recomendación de una historia, el estrés se llevaba mejor. Quién, cuándo, cómo; las lecturas se acumulaban y empezaron a organizarlas por escrito, correos electrónicos y hojas de Excel llenos con sus impresiones a modo de referencia en un instante, a un golpe de dedo, a veces compulsivo. Entre bastidores, recurrente, una adicta a respirar el aliento de las letras.

No hubo ceremonia de apertura ni ritual de iniciación, pero sí una especie de bautismo accidental debido a la aparición del oportuno libro, que llegó como tantos otros, tras una razzia por impulso entre los estantes de una librería. Era “La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey”. Ya que no vivían en la isla de Guernsey y tampoco preparaban pastel de piel de patata por la escasez de la posguerra, tuvieron que adaptar el nombre para amoldarlo a ellas. Las trufas de avellana que adornaban algunas celebraciones, cuya receta hereditaria guardaba celosamente la cocinillas del lugar, terminaron de vestirlo.

De esto hace ya tres o cuatro años. El tiempo no importa tanto como todo lo que ha ocurrido entre tanto. Alguna marcha y varios cambios, viejas costumbres recobradas, muchos sueños sobre el mantel. El traslado de las lecturas comentadas a un espacio más allá de las palabras alrededor de la mesa, a ese mundo paralelo que es internet. Nuevas aventuras para una letraherida. Avances y retrocesos. Muchos cafés de terapia. Y siempre, siempre, las sonrisas que no fallan.



Gracias a todas las componentes de la sociedad literaria, que ya echan en falta una nueva entrega de esas trufas de avellana. A ver si vuelven pronto.


Nota bibliográfica:
"La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey".
Mary Ann Shaffer y Annie Barrows.
RBA Libros, 2009.
Título original: "The Guernsey Literary and Potato Peel Society" (2008)
Traducción de Sandra Campos



Palabreos: Principios

Principio. (Del lat. principĭum).

1. m. Primer instante del ser de algo.
2. m. Punto que se considera como primero en una extensión o en una cosa.
3. m. Base, origen, razón fundamental sobre la cual se procede discurriendo en cualquier materia.
4. m. Causa, origen de algo.
5. m. Cada una de las primeras proposiciones o verdades fundamentales por donde se empiezan a estudiar las ciencias o las artes.
6. m. Norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta. U. m. en pl.
(…)


A veces me parece que la vida se compone, sobre todo, de principios. Desde la primera contracción y el primer aliento. Algunos de ellos sucesivos, otros yuxtapuestos. Cada instante es un principio: el origen de un tiempo, el comienzo de un acto o la razón de un sentimiento. Mil inicios para construirnos. Porque de los otros, de los que nos guían, tengo la impresión de que no andamos tan sobrados.


Para ir poniéndome a tono, un combinado.

Asentarme, objetivo primordial que a veces parece inalcanzable. Lo intento, sea como sea, cada día lo intento. Sé que debo visitas o al menos, comentarios y, por ende, muchas disculpas por mi falta. Procuraré enmendarlo lo mejor posible. Mientras tanto, gracias por seguir aquí a pesar de mis vaivenes. 

Ahora ya saco los vasos altos (sí, una a veces es anticuada), una parte de hielo picado, una bonita espiral de corteza de naranja y empiezo a verter los ingredientes:

Seguimos abriendo brecha con algunas propuestas de libros de autores nuevos o independientes que podrían resultar interesantes. Como siempre, los comentarios están extraídos de la presentación o sinopsis que los autores o sus representantes me hacen llegar:

“El Sexto Evangelio” de José Luis Caramés Lage, cuya información me ha remitido Comunicación Mundopalabras.

«EntreLíneas Editores tiene el gusto de presentarte la nueva novela del escritor José Luis Caramés Lage, El Sexto Evangelio. Galardonada con el Premio Internacional Academia de Hispanismos en 2013, esta novela muestra las relaciones y las intrigas de siete congresistas, sus historias, su pasado, sus anhelos, sus ansias de poder unidas por un punto común: todos ellos quieren hacerse con el evangelio Apócrifo del Apóstol San Andrés.
Un estudioso de lenguas muertas, una restauradora de libros antiguos, el Nuncio del Papa en La Habana, una diplomática china, son algunos de los protagonistas de esta intriga. ¿Quién conseguirá El Sexto Evangelio?
El Sexto Evangelio es una novela culta e intelectual en la que no faltan las intrigas, las sospechas, los deseos ocultos, los sentimientos…, ingredientes que la convierten en una de esas lecturas que atrapan al lector entre sus páginas y continúan con él incluso una vez concluida la última palabra.

Merece especial mención el gran dominio del lenguaje que posee este prolífico autor gallego (premiado en diversas ocasiones), así como su notable capacidad para retratar a sus personajes y su habilidad destacable para mezclar diversos estilos narrativos. Además, esta obra enriquece la ficción más contemporánea con nuevas aportaciones de rituales, concepciones del mundo, símbolos e ideologías.»

Vuelta al año en 52 (o más) cuentos: James Salter.

Jornada II: La ilusión y lo real. 

“AM STRANDE VON TANGER”. JAMES SALTER.

El cuento ha de ser una pieza de sabor intenso, pero eso no significa que tenga que llenarte la boca desde el primer momento. Lo importante es el gusto que deja, al final, en el paladar. Cómo va cubriéndote la lengua, desde la punta hacia el fondo de la garganta, y te hace cerrar los ojos mientras intentas detectar cada uno de sus matices.

«Barcelona al amanecer. Los hoteles están a oscuras. Todas las grandes avenidas apuntan al mar.»

Éste ha sido mi primer contacto con James Salter, un autor al que llevaba tiempo queriendo conocer (estoy llena de lagunas y pantanos que, a veces, me ahogan). Un contacto algo desconcertante. En parte, porque el título en alemán me dejó perpleja. Después, por la aparente lentitud anodina con que comienza el relato, sin saber de dónde salían ni hacia dónde iban sus personajes. Me fueron atrapando poco a poco, susurrándome los secretos que los tenían atrapados en sus hilos y los movían hacia un desenlace inevitable. Tres personajes en busca de un destino, amparados por el sol de las playas barcelonesas, atascados en sus propias trampas. La vida a la que aspiran, la que creen tener, la que viven en realidad. Con una sencillez que llega a ser perturbadora, Salter pinta la fragilidad de la ilusión ante la irrupción de lo real.

Este cuento abre el libro:

Anochecer. 
James Salter.

Muchnik Editores, 2002.

Título original: “Dusk and other stories” (1988)

Traducción: Antoni Puigròs.

Reto "Serendipia recomienda" 2015.

Para este año me había propuesto tomarme la lectura (todo, en general) con más calma y no comprometerme en retos que no pudiera cumplir, pero tengo una deuda con Mónica que me produce una punzada en mi amor propio. Así que, al menos por el momento, este “Serendipia recomienda” es el único reto al que me apunto. Eso sí, lo hago con ilusión, segura de que disfrutaré con los libros que se recomienden y elija y esperando que mi selección de recomendados hagan disfrutar a alguien.
Después de varias dudas y consideraciones, he optado por proponer estos tres títulos:

* LOS SERES QUERIDOS de Evelyn Waugh. Ya sabéis que tengo especial querencia por la literatura británica y por el humor y la ironía, así que ésta es una recomendación bastante lógica viniendo de mi parte: una sátira social en la que los animales, a la hora de la muerte, se ven tratados igual que los humanos. Para quien aprecie el humor negro.

* NIEVE de Maxence Fermine. Una breve novela sobre la vida, la muerte y la poesía que hay en ambas, que evoca parajes japoneses a través de la relación entre un poeta que escribe haikus y un pintor ciego. Blanca y delicada como la nieve que le da título, para quien gusten de historias sencillas con un toque de lirismo.

* LA LOCA DE LA CASA de Rosa Montero. Un juego entre la literatura y la memoria que mezcla los recuerdos de la autora, su pasión por los libros, fantasía y realidad. Narrar, leer, soñar. Para quien ame la  literatura, sin más.



Los dos primeros están publicados por Anagrama y el último por Suma de Letras. Creo que todos están disponibles en edición de bolsillo (Quinteto, Compactos y Punto de Lectura), lo cual me ha hecho inclinarme por ellos. Por eso he dejado a un lado “Shirley”, de Charlotte Brontë, que de otro modo hubiera entrado en el saco sin duda alguna… pero ahí queda la sugerencia.




Cuando haya elegido las lecturas, las apuntaré aquí mismo e iré poniendo los enlaces a medida que vaya comentándolas. 

¡A divertirse!


De la lista final de todas las recomendaciones en Serendipia, las tres seleccionadas son:

“Stoner”, de John Williams, de la lista de Trotalibros.  
“Niños en el tiempo”, de Ricardo Menéndez Salmón, de la lista de Rustis.
“El paso de la hélice”, de Santiago Pajares, de la lista de Marilú CuentaLibros.

Terminé por escoger estas porque hace tiempo que las tengo pendientes de leer, llorando polvo en los estantes, y este es el empujoncito final, pero no serán las únicas lecturas que coincidan con las recomendadas en el reto. Hay más libros, entre los mencionados, que están esperando turno desde hace más o menos tiempo.

Leídos:
"Niños en el tiempo", de Ricardo Menéndez Salmón, en junio.
"El paso de la hélice", de Santiago Pajares, en octubre.
"Stoner", de John Williams, en diciembre.

Vuelta al año en 52 (o más) cuentos: Amy Hempel

Jornada I: Prolegómenos e inicio del viaje

«Lo primordial son las frases. La manera en que las frases se insertan en los párrafos. Lo importante es el ritmo. La ambigüedad. El modo en que las emociones, en circunstancias difíciles, son atrapadas por el lenguaje. »

Así comienza el prólogo de Rick Moody a la edición de los cuentos completos de Amy Hempel, definiendo la narrativa breve de la autora o, en realidad, toda narrativa breve de calidad. Las frases son importantes en cualquier obra narrativa, es cierto, no sólo en la breve. Y en la poética, y en la dramática. La literatura se compone de frases y es esa manera en que se insertan la que la hace brillar, de pronto; la que, de hecho, convierte en literatura lo escrito.  En el cuento, esa brevedad que le es propia requiere un mayor grado de concentración o la intensidad quedará diluida porque, en el cuento, en un buen cuento, cada frase es reveladora.

El cuento es breve pero su historia es larga. Se ha dicho mucho acerca de él y, seguramente, aún puede decirse mucho más. Sin embargo, para comprenderlo, lo mejor es enfrentarse a él cuando se le ve llegar. Mirarlo a la cara y dejar que te hable, que te convenza y, si sabe ser persuasivo, que te abrace y enamore. Así me gusta hacerlo a mí.


Apunte antes de soltar amarras:

Al preparar este viaje, me he permitido la licencia de utilizar con carácter general el término “cuento”, alternándolo con “relato corto” o “relato” a secas. Las distinciones entre las diferentes (o no tanto) modalidades de narrativa breve son, a veces, motivo de controversia y no quisiera ofender a los más puristas. Incluso su sonoridad es distinta. La palabra “cuento” es breve y, además, su sonido posee una cierta contundencia. Las tres sílabas de “relato” se deslizan en la lengua con renuencia, lentas y delicadas en su roce con el paladar. A la hora de leer, sin embargo, nos da igual cómo se llame la pieza (cuento, relato, narración, noveletta, nouvelle…): lo importante es lo que transmite, lo que cuenta. Eso es lo que vamos a disfrutar.


EN LA BAÑERA. Amy Hempel.

Dos páginas. Tres escenas. Doce párrafos. Quinientas palabras, a lo sumo. Y todo un mundo contenido en ellas, más allá de lo que tan limitado espacio cuenta. Un corazón que falla, un recuerdo infantil y el silencio articulan una historia por detrás de las palabras: vida, memoria, miedo. Emociones subterráneas que palpitan y te tocan sin necesidad de darles nombre. Un sentido esquivo que, de pronto, te atrapa. Conciso y exacto: el cuento perfecto para comenzar el camino.


Además de “En la bañera”, también leí “Lo de esta noche es un favor que le hago a Holly”, irónico y desasosegante. Son el primer y segundo relatos de la primera colección de la autora, “Razones para vivir”, que se publicó originariamente en 1985. Están incluidos en el volumen:

CUENTOS COMPLETOS.
Amy Hempel.

Seix Barral, 2010 (2ª ed.).

Traducción: Silvia Barbero. 

Título original: “The Collected Stories” (2007). 

Una mirada esquiva a hombres y dioses.

«El problema no es la religión sino lo que los hombres hacen con ella». Lo dicen las personas con un mínimo de sentido común. Yo iría más allá porque, después de todo, la religión es un invento humano. Los hombres la hemos creado y utilizado, no sólo como medio de comunicación con una divinidad nacida para dar sentido a nuestras vidas (a través de determinados interlocutores) sino para manipular a otros (por medio de esos mismos interlocutores). Y llegó un momento en que se nos fue de las manos. Y en esas andamos todavía, porque parece que nos cuesta aprender.

No tengo nada contra los dioses a nivel general, incluso hay algunos de los que soy verdadera fan. Son mucho más divertidos que los vulgares protagonistas de la chismología cotidiana y no tienen la culpa de que los hayamos contado así. Me molesta mucho más la arrogancia de los hombres. A algunos se les llena la boca hablando de valores religiosos y se olvidan de que los valores son, ante todo, éticos y humanísticos y que el respeto, articulación básica de la convivencia, no necesita del hálito divino para existir.

Respeto todas las creencias mientras ellas me respeten a mí y permanezcan en el ámbito personal que debería serles propio. No respeto que me quieran imponer su dogma. La atea que se esconde bajo mi hábito de pagana en zapatillas se rebela contra cualquier ortodoxia religiosa. Se irrita. Se niega a admitir todas estas ignominias disfrazadas de preceptos sagrados y tanta hipocresía extendida bajo la manta de una doble moralidad.

Al final, quizá el problema sí sea la religión, que a estas alturas de la vida ya nos sobra.






Reincorporarse a la rutina... pero sin dejar de jugar

1. Vuelta al cole con los juguetes nuevos:

Ya han terminado las fiestas navideñas (confesaré que me alegro) y las vacaciones (no, de eso no me alegro), así que hay que armarse de paciencia y disciplina para retomar las buenas costumbres perdidas durante el descontrol de las últimas dos semanas. Y de sonrisas. Y también tenemos los regalos que los Reyes Magos, Papá Noel o quien pasara por nuestras casas nos han traído.

¿Qué tal se han portado por ahí? En casa no tenemos queja, la verdad, porque han sido más que generosos teniendo en cuenta lo bruja que soy a veces. Adivinos como son, han acertado incluso con lo que no esperaba ni por asomo. Y venían cargados de libros, por supuesto, que animarán mis largos trayectos diarios entre mi casa y la oficina. Píldoras de bienestar para sobrellevar el día a día.



2. Una propuesta para multiplicar lecturas.

Jugar y leer son dos de los grandes placeres de la vida, por eso me he sumado sin dudarlo a una propuesta con la que Carmen Forján, de Carm@n y amigos, ha empezado el año a través de un grupo en Facebook: el Tarro-Libro 2015.

Es bien fácil y muy enriquecedor, en más de un sentido: por cada libro que se vaya leyendo este año, se apunta el título en un papelito con el que envolver una moneda (en este caso, un euro) que se depositará en un recipiente preparado a tal efecto. Al final del año, tendremos tantas monedas como libros, envueltas en su correspondiente título. Sólo tendremos que abrirlas y, además de rememorar esas lecturas, nos encontraremos con unos ahorrillos para emplear ¡en nuevos libros, por supuesto!

No soy para nada hábil con las manos, pero me las he arreglado para habilitar una especie de urna de cristal (en realidad era una fiambrera, je, je) con fotos de mis estanterías y, voilà, ahí está mi tarro-libro:


De momento, ya he depositado en él un título con su correspondiente euro envuelto en él. Un seguro para acabar el próximo fin de año con una sonrisa de satisfacción libresca. 

3. Mi reto personal

Como comentaba el otro día, me rondaba la cabeza la idea de hacer una especie de vuelta al año en cincuenta y dos (o más) cuentos. Dicho y hecho: voy a ello. Aunque ya soy lectora habitual de relatos, regularé esta costumbre de forma que lea al menos uno por semana, a lo largo de las cincuenta y dos que tiene el año. Por supuesto, iré comentando mi viaje e intentaré transmitiros ese placer que es, para mí, degustar estos pequeños bocados. Espero que me acompañéis en este recorrido que preveo interesante.




¿Cómo vais a enfrentaros vosotros a la rutina?

Notas de cata: Magda Szabó, Silvia Márquez Comino, George Meredith, Don DeLillo,

Esquivo e irregular. Así ha sido mi diciembre. Entre letras y fuera de ellas. Con la concentración errando por alguna esquina oscura de difícil acceso. Incluso expresar mis impresiones por escrito se ha vuelto atropellado y la torpeza parece invadir todo lo que hago. Empieza a ser recurrente esta sensación, lo cual da un poco de miedo. Son fases, sólo fases, y estoy segura de que ésta ya está acabando y voy a volver a encontrar el ritmo. Seguro. Mientras, esto es lo poco que he leído el último mes. Contado sin garbo pero con la mejor intención.

LA PUERTA. Magda Szabó

Lectura lenta, pausada. Vestida de aristas que se hacen dolorosas. Generosa en sensaciones que vibran con cada frase. Conmociona más que conmueve. Respira en cada fragmento, tan viva como la historia que cuenta. Llega al alma como círculos concéntricos de agua. En progresión. Hasta envolverla. Hasta hacerse una con ella. Un placer de los que permanecen durante largo tiempo.

Para maridar con: Los que disfrutan con la narrativa contundente.

*Esta lectura se la debo a la recomendación de Marilú Cuentalibros en el reto Serendipia recomienda. No he completado el resto (lo siento, Mónica), pero espero cumplir la próxima vez.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...