Título original: The best of all possible worlds (2013)
La ciencia ficción no es uno de
los géneros que más he visitado en mis lecturas y menos si se trata de la más
científica o estricta. Siempre me he inclinado más por la faceta humanística o
aventurera del género, la investigación antropológica más que la tecnológica,
la intriga antes que las matemáticas. He disfrutado con utopías y distopías y
con la exploración de nuevos mundos y, en su momento, me apasioné con Orson
Scott Card, Ursula K. Le Guin o Lois McMaster Bujold, entre otros. Hace pocas
semanas descubrí este libro, de una autora para mí desconocida (es el primero
traducido en España, aunque su primera novela fue premiada con el William L.
Crawford y quedó finalista del World Fantasy en 2011) y que, en la
contraportada, comparan con Le Guin precisamente.
Por lo general detesto las
comparaciones que las reseñas hacen de escritores nuevos (o no tan nuevos) con
otros ya clásicos, pero en esta ocasión me dejé llevar. Después de todo, aquí
se limitan a comentar de Karen Lord que
“es una de las voces más interesantes de la literatura fantástica contemporánea
que está en la línea de autoras de la talla de Ursula K. Le Guin o Nalo
Hopkinson”.
La historia se sitúa en un futuro
universo en que la humanidad está extendida por el espacio, diversificada en
varias sociedades y culturas. Tras la destrucción de un planeta, los
supervivientes de éste son acogidos por un mundo extraño para ellos, donde
tendrán que convivir a su pesar. Esta premisa ya me atrajo. Y aquí está el libro.
Abriéndome las hojas para que entre en ellas.
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